Luis Abinader: Lo que nos espera de su gestión


El 05 de Julio de 2020 fue un día histórico para República Dominicana. No sólo fue el día en que los dominicanos asistimos a un proceso electoral sin precedentes en la historia de nuestro pais, en medio de la pandemia del coronavirus, sino también el momento en el que muchos de ellos dieron fin a casi dos décadas de mandatos del Partido de la Liberación Dominicana.

Este cambio estuvo de la mano de un candidato medianamente atípico: un empresario y economista de escasa participación política llamado Luis Abinader, fundador y líder del Partido Revolucionario Moderno, quien de un anonimato casi absoluto, pasó a ser una figura casi de dimensiones mediáticas internacionales. Sin embargo, todavía persiste la interrogante: ¿quién es Abinader, qué propuestas tiene, y cómo será su gestión gubernamental a partir de Agosto de 2020?

Nacido en Santo Domingo en 1967, el hijo del destacado dirigente político José Rafael Abinader (oriundo de San Fernando de Montecristi e hijo de libaneses maronitas) tuvo poca participación en la indescifrable política dominicana como precandidato a Senador por la capital quisqueyana por el antiguo Partido Revolucionario Dominicano en el año 2005 , luego como candidato vicepresidencial del ex-mandatario Hipólito Mejia en 2012, y luego como candidato presidencial en 2016, siendo vencido en estas últimas dos contiendas por el actual presidente Danilo Medina. De carácter tímido y de pocas palabras, durante aquella época hizo pocas declaraciones ante la prensa nacional y eso en parte dio no pocos resquemores entre diversos sectores de la sociedad dominicana quienes al día de hoy siguen sintiendo poca confianza en su gestión, pero que al mismo tiempo sienten esperanzas por un discurso eminentemente contrario a las prácticas políticas del PLD , específicamente la corrupción y la monopolización desarrollada y promovida por este partido.

Desde que se relanzó al ruedo político luego de una apabullante derrota en 2016, Luis Abinader procuró crear un discurso más agresivo contra el actualmente saliente oficialismo, procurando unir a su proyecto político a sectores del mas amplio espectro, y procurando, entre otras cosas, apaciguar a quienes rumoraba su poco patriotismo y sus cercanías a una organización política cuyas credenciales no son necesariamente las mejores, pero que por la inercia que caracteriza el quehacer general de los dominicanos,motivó a que su partido, el PRM – escisión del ahora disminuido PRD – fuera visto como la única opción viable para deshacerse del gobierno y sus desmanes, juicio por demás entendible, pero no menos certero y que a la larga, puede traer consecuencias totalmente desagradables para todos los dominicanos.

Lo cierto es que la derrota sufrida en 2016, aunada a una serie de eventos políticos y sociales que marcaron de manera significativa a Rep. Dominicana llevaron a una modificación – que no cambio real – en la forma de ser del político y ahora próximo Jefe del Estado dominicano, que entre otras cosas lo llevó a acercarse a ciertos sectores del conservadurismo dominicano e incluso pactar cuotas y alianzas parciales con el controversial ex-presidente Leonel Fernández y sus aliados, actuaciones que le han valido no pocas críticas como también apoyos, y al mismo tiempo tratar de articular un discurso que incluyera aún a quienes pudieran desconfiar de su proyecto, desconfianza que en muchos casos está – y sigue estando – fundamentada tanto en el anterior accionar del hoy presidente electo como en sus acciones presentes. Al mismo tiempo, ese proceso lo llevó a mostrar una imagen de hombre cercano a los ciudadanos (principalmente los sectores menos favorecidos y la juventud), sin dejar de asociarse con los sectores empresariales e incluso acercarse a la Administración Trump en Estados Unidos, procurando de ese modo presentarse como aliado de los intereses estadounidenses en la región.

Luego de todo ese proceso de consolidación de su imagen, y en medio de una campaña electoral atípica marcada por el COVID-19 (que no impidió al PRM y a sus aliados hacer una campaña encubierta con el nombre de «Ruta Solidaria» que poco tuvo que envidiarle a la del contendor oficialista Gonzalo Castillo), llegó la fecha de las elecciones y se cumplió lo que vaticinaban las encuestas: Luis Abinader se convertía en presidente electo con poco más del 52% de los votos.

Luego de todo esto, surge la pregunta: ¿cómo piensa gobernar Abinader?. La respuesta puede percibirse tanto en las designaciones que ha realizado como en las reacciones que ha despertado en algunos sectores de la sociedad dominicana, y sobre las cuales no pienso hacer un análisis, pero que en resumidas cuentas apunta a que será un gobierno donde procurará satisfacer las aspiraciones de las sociedad civil – sobre todo en el combate a la corrupción, la inseguridad ciudadana y el narcotráfico -, como también las del empresariado – en su gabinete existen simpatizantes del libre mercado -, y una política exterior orientada a preservar buenas relaciones con Estados Unidos; al mismo tiempo será una gestión que deberá negociar con diversos sectores políticos (no posee mayoría en el Congreso), lo cual, dada la compleja historia política dominicana, es en muchos casos difícil y se deben a recurrir a compromisos y concesiones que muchas veces terminan tirando por exterior llegar suelo promesas de campaña, sin mencionar la indignación que pueda verse manifestada en quejas y desconfianza, lo que a su vez puede degenerar en un círculo vicioso que solo terminará perjudicando a la República Dominicana.

En definitiva, el nuevo gobierno de gobierno de Luis Abinader será un período interesante que promete dinamismo en varias esferaa, y donde estarán presentes muchos debates sobre temas diversos y contradictorios, y donde eventualmente los dominicanos tendremos que definir el camino a seguir para alcanzar la Libertad, el Desarrollo y la Justicia.

 

 


Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*