
Un trilema es una elección entre tres opciones, que son o aparentan ser contradictorias entre sí o bien conducen aparentemente a resultados distintos. En las ciencias económicas se maneja mucho el concepto de costo de oportunidad, que es básicamente que todo lo que hacemos nos cuesta lo que dejamos de hacer para ello o las soluciones alternativas que podrían haberse tomado, no existe acción humana sin costo, así mismo los gobiernos tienen que decidir como colocar o invertir los recursos que recauda vía impuestos a la ciudadanía de una forma que les sea sostenible en términos políticos y económicos.
Una administración pública dentro de un país democrático tiene que tomar decisiones constantemente que van desde asegurar su legitimidad ante el electorado para revalidar su mandato al mismo tiempo que procura mantener un balance con lo económico ya que los recursos siempre serán escasos en relación a los deseos del público, lo que obliga invertir según un orden de prioridades o recolocar recursos de un renglón a otro, por ejemplo cuando el gobierno baja el presupuesto destinado al subsidio de electricidad para aumentar las ayudas sociales como solidaridad, aca se implica que el gobierno tendrá que vender a la población la validez de esta medida o tragarse el malestar causado por un inevitable aumento de la tarifa eléctrica para toda la población y si su ponderación no fue acertada puede que sean más los disgustos que las alegrías lo que podría implicar que esa administración no logre ganar en las siguientes elecciones , también ocurre que ante unos recursos limitados las autoridades sugieren nuevos impuestos para solventar los gastos presentes o financiar las nuevas políticas anunciadas por el gobierno, los aumentos de impuestos dependiendo de su formulación, la retórica subyacente y el contexto político, podrían ser viables o no ante los ciudadanos, en el caso que se imponga el no queda bajar gastos en otras partidas exponiéndose al problema que mencionamos anteriormente pero aun existe otro bajadero que es la deuda publica , sea interna o externa , con organismos multilaterales , gobiernos o inversionistas privados para captar recursos suficientes para hacer frente a los gastos presentes.
La deuda pública no deja de ser un camino en donde se presentan serios debates , un ejemplo de esto es que cuando Jefferson recibió la Constitución estadounidense en París, escribió que si hubiera podido introducir una reforma la hubiera concretado en la prohibición al gobierno de contraer deuda pública. Esta manifestación jeffersoniana se basaba en su idea que la deuda gubernamental compromete los patrimonios de futuras generaciones que ni siquiera han participado en las elecciones que entronizan al aparato estatal que contrajo la deuda.
La deuda publica es vista de distintas formas entre ellas está la que entiende que realmente no es un problema si se programa de forma adecuada y del otro lado abogan por su disminución permanente e incluso su prohibición como abogo uno de los padres fundadores de estados unidos en su momento , independientemente del debate político desde un punto de vista financiero la deuda es un compromiso de pago a cambio de unos recursos en el presente , dicho de otra forma es traer a valor presente las recaudaciones que se esperan percibir en un futuro a cambio se paga una tasa de interés para quien facilita los recursos, visto de una forma mas amplia la deuda conlleva un costo de oportunidad ya que por financiar gastos de hoy podríamos comprometer seriamente los ingresos para pagar los gastos del mañana, pan para hoy y hambre para mañana. La programación de la deuda conlleva varios retos entre ellos presuponer que los gastos de hoy implican una inversión y que está pagaría los compromisos suscritos dejando un beneficio neto suficientemente sustancioso para justificar en teoría el proyecto, el problema con esto es que muchos de estos gastos difícilmente reporten retornos debido a que la dinámica del sector publico en la toma de decisiones dista mucho de la que se observa en el sector privado, otro reto que enfrenta la programación de deuda es la ocurrencia de cisnes negros, metáfora creada por el matemático Nassim Nicholas Taleb, que describe aquellos sucesos que ocurren por sorpresa, que ningún analista había previsto ni tenido en cuenta porque, a priori, eran improbables y que, para bien o, generalmente, para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones trascendentales. Sin lugar a dudas la programación de deuda presupone una estabilidad de los ingresos públicos y unas condiciones económicas estables en el largo plazo que pueden ser fácilmente tiradas por la borda ante la aparición de un cisne negro.
Cuando hablamos de eventos que surgen de sorpresa e impactan de forma significativa la vida de una población , naciones y continentes es difícil que no nos pase por la mente grandes catástrofes naturales, crisis financieras, guerras y pandemias. Existen cosas que nadie se las esperaba ni tampoco se imaginaba los cambios disruptivos que generaría en nuestras vidas, la pandemia del coronavirus ha llegado de una forma arrolladora dejando un impacto no solo en los seres queridos que han perdido la batalla contra este enemigo invisible sino en las economías de todo el mundo además de su impacto político no menos significativo en las elecciones desarrolladas en medio de la pandemia, que en algunas sin lugar a dudas cambió el resultado que se preveía, la pandemia del coronavirus ha resultado ser un ejemplo de libro de la metáfora de Taleb.
El gobierno de Luis Abinader recibe el país luego de una gestión continua de 16 años del partido de la liberación dominicana, no solo teniendo que afrontar los problemas pendientes de larga data que fueron desatendidos en casi dos décadas, sino que asumir las facturas de la gestión a medias de la pandemia conjuntamente con la presión sobre la infraestructura sanitaria del país y el compromiso de proteger la salud de todos los ciudadanos hasta que termine la crisis global del coronavirus sin descuidar el tejido productivo del país golpeado por todos los frentes. La administración Abinader ha enfrentado la pandemia tomando distintas medidas que han sido criticadas por diversos sectores, las críticas no son un problema en sí, sino la total negación a cualquier alternativa planteada, la crisis sanitaria ha implicado gastos mayores que cuando se ha sugerido costearse reduciendo la nómina pública se han enfrentado a críticas respecto a lo inhumano que sería en estas circunstancias dejar sin empleo a alguien ya acostumbrado al sector público, algunos técnicos sugirieron un aumento temporal de los impuestos para el próximo año que también fue ampliamente criticado, tanto por quienes desean que continúen estos gastos que son su justificante como por quienes desean que estos sean reducidos en clara oposición al primer grupo, dando una situación en donde las autoridades deben ponderar la viabilidad política de las alternativas, el tema es que los gastos no paran, entonces se recurre a préstamos, los cuales también son criticados señalando incoherencia de esta administración respecto a una agenda de consolidación fiscal con la cual se comprometió ante el electorado, quien les escribe esta a favor de que el estado ponga la casa en orden pero creo que ante las circunstancias ni los mas ortodoxos en el campo de la prudencia fiscal recomendarían desatender las demandas que impone la pandemia, para una muestra la respuesta del gobierno Germano en esta crisis. Respuestas como las del gobierno de Merkel son posibles justamente por llevar las cuentas en orden en los últimos años y justamente la razón por la cual tanto se criticó el endeudamiento irresponsable de la pasada administración en nuestro país, si comprometes tus finanzas en situaciones de estabilidad tendrás menos flexibilidad para actuar cuando lleguen tiempos convulsos, muy bien señalaba Ricardo Hausmann, economista que dirige el laboratorio de crecimiento de la escuela de gobierno de Harvard, cuando decía que la prudencia fiscal salva vidas en sus observaciones al inicio de esta crisis sanitaria en donde los países con mejor solvencia actuaron de forma oportuna a diferencia de los demás que su acción tardía implica aun hoy el costo de vidas humanas.
Sin lugar a dudas decisiones difíciles ha debido tomar la administración Abinader en estos primeros 100 días y tendrá que seguir haciéndolo hasta que se vuelva a la normalidad, demandas crecientes de distintos sectores de la sociedad y la responsabilidad de atender lo urgente sin olvidarse de lo importante son retos presentes que posiblemente le quiten hasta el sueño al presidente. Lo que definitivamente no le será posible al gobierno es mantener los enormes gastos sin aumentar impuestos y sin endeudamiento, le tocará ponderar y decidir lo que le sea políticamente viable y económicamente factible, mientras tanto nos queda por ver como esta administración decide el trilema.
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