BITCOIN CITY: ¿PROYECTO VIABLE O AMBICIÓN FARAÓNICA?


Una vez más, el presidente salvadoreño Nayib Bukele volvió a ser noticia, y ya no por sus conflictos con los demás poderes del Estado – los cuales han desaparecido desde su victoria en las pasadas elecciones de medio término – ni por los conflictos con la Administración Biden que amenazan con minar las buenas relaciones entre El Salvador y Estados Unidos; esta vez el país centroamericano es noticia por causa de las criptomonedas y el anuncio del joven mandatario de crear un espacio para las mismas en su país.

Ya desde mediados de este año el gobierno salvadoreño había anunciado al bitcoin como moneda de curso legal en su territorio, lo cual por supuesto llamó la atención del mundo y generó numerosas reacciones tanto en los noveles inversionistas en esta área de las e-conomics, como también de sus detractores que, con argumentos racionales o sin ellos, criticaron esta medida, arguyendo que era un estratagema de Bukele para desviar la atención frente a sus opositores y su peculiar estilo de gobierno, el cual ha sido incluso objeto de “preocupación”por la Administración Biden, pero que no ha parecido tener efecto alguno en el país centroamericano. Sin embargo, ya el mes pasado, Bukele anunciaba la creación  de una ciudad sostenible, tributariamente flexible y con una economía basada en criptomonedas. Dicha urbe, ubicada en el controvertido golfo de Fonseca, contará – según el novel presidente – con su propio alcalde y se alimentará para su sustento energético del volcán Choncagua, además de ser una especie de paraíso fiscal, y de libre curso para toda suerte de criptomonedas, con la cual pretenden costearse todo los servicios propios de una ciudad que, en palabras de algunos optimistas, ya se vende como una suerte de Dubai centroamericano, pero que al mismo tiempo arroja muchas dudas.

Una de esas dudas es, desde luego, la viabilidad del proyecto, sobre el cual existe poca transparencia y del que no se conocen ni su costo ni su impacto medioambiental, sin mencionar desde luego su ubicación, siendo que el golfo de Fonseca es limítrofe con Honduras y Nicaragua, y donde ocasionalmente se han dado disputas fronterizas. Otra de las dudas se refiere esencialmente al régimen fiscal, ya que si bien se anuncia que habrán pocos impuestos – en algunos medios se habla de absoluta ausencia de estos – existen pocas certezas sobre el sostenimiento de la ciudad de la criptoeconomía.  

En todo caso, el proyecto bukelista ha llamado enormemente la atención de forma positiva hacia un país que hasta ese momento era visto con recelo por sus altos índices de violencia, y hoy recibe la atención por sus potenciales. De cierto es que, proyecto faraónico o quizas una visión altruista excesiva, la idea de Bitcoin City marca un antes y un después que, dependiendo de sus resultados, puede ser beneficioso para la Libertad y la Prosperidad de América Latina.

 

 


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